domingo, 26 de octubre de 2008

La (im)productividad de la Poesía

Una cosa malísima para la practicidad cotidiana, aún peor si vivís contrarreloj y pretendés alimentarte de un trabajo, profesión, de la venta ambulante o del choreo, es toparte con la poesía.

Viene a ser una especie de espíritu que va flotando por ahí y buscando qué cuerpo puede poseer para hacer uso y abuso a veces durante una hora, a veces durante una vida entera.

La cruda cara oscura de la poesía se rebela enseguida, después de empalagarte pegajosamente durante unos segundos, porque le exige a su víctima expresarse. Nunca se queda dentro y molesta, sigue molestando, carcomiendo de dulzura le hace una caries de pasión, secretando un jugo agridulce en las entrañas le hace una úlcera de ansiedad, y ahí queda el pobre con al menos dos agujeros, por lo que no le va a quedar más alternativa que gritar “tengo una poesía dentro!”

Como podrán imaginarse, esto no terminará cuando nuevamente se libere otra poesía y se cruce con el siguiente desprevenido. Las consecuencias son mucho mayores, dependiendo de qué tipo y de qué dimensión sea la “poesesión”.

Se ha visto en Villa Elisa –por citar algún ejemplo- a un señor –que habitualmente iba elegante y trajeado-, perdido y ojeroso por las vías, vestido de Sandro, cuero y patillas, murmurando “como blanca diosa, como flor hermosa”.

Que nadie está exento de su toque: Niños, Jóvenes, Adultos, Hombres, Mujeres de cualquier nivel y origen. Que te agarra desprevenido. Que aunque te tomes un bondi o un avión, se sube y te acompaña. Que te hace sonreir, te hace inundar de lágrimas el sofá, te sacude, te atraviesa todos los músculos y te sale por todos los poros.

Incluso no te deja comer, a veces ni la milanesa con puré te parece rica, sólo querés oler, decir, escuchar, respirar poesía. Te dice tu madre: “no tenés nada mejor que hacer, vos?”

Pésimamente formulada pregunta… A lo mejor, algo más rentable hay, pero algo mejor, no es posible reconocer.

Te dice tu hermana: “Bueno, está bien para jugar, mientras te mantengas lejos y tengas el control…”

Ah, que no mencioné que perdés el control, el juicio, la noción de distancia, tiempo, medidas de capacidad, peso y volumen, y hasta podría ser el sueño y el nombre?

Si ven que hace más de diez días que no aparezco por aquí -como es el caso- que no puedo concentrarme en nada de lo que debería, que en lugar de mis pavadas habituales trato de hilar frases sensatas, que me río de cualquier banana, que les cuento que ni Savage Garden ni Luismi me parece que están mal, que aunque leí los diarios la crisis no me afecta, y está claro que no me he muerto ni estoy de vacaciones... no tengan dudas, llamen al exorcista. Volví a toparme con la poesía.

Y parece que con los años, te ataca peor. La estoy disfrutando.

Cuídense de la humedad, de las ETS, de los fachos y de la poesía, por favor.





2 comentarios:

LolaPapallona dijo...

Puffs, querida, puffs...
Yo me tropece con Cesar Vallejo...
Y con los años va peor...
Porque descubri que su madre no le abrochaba el cuello de la camisa porque iba a nevar, sino para que empezace a nevar... Y claro, golpe bajo y cuatro paketes de pañuelos desperdigados y llenos de mocos por toda la casa...
Uffs, que bueno saber que no soy la unica marmota a la que le pasa...


Eso, llama a Capussotto y decile, que despues de "Cuidado con el Rock" viene la saga "Hagachate que viene un poeta".


(Estoy viendo que la palabra esta de verificacion que tenes que escribir para que dejar el comment es "Keort"... cero poesia loca)

LolaPapallona dijo...

Y, querida, ¿te ataron?

¿donde andas?